lunes, 8 de septiembre de 2014

Los dioses

Espíritus y Religión

ESPÍRITUS Y RELIGIÓN

Los Dioses



El culto y veneración a los espíritus ha prevalecido a través de los tiempos y puede ser observado aún hoy en día en forma de rogativas llevando en andas la imagen del oportuno Santo en petición de lluvia, imprecaciones a Santa Bárbara en caso de tormenta y rogativas a San Judas Tadeo en petición de ayuda para resolver situaciones imposibles.

El espíritu humano no se conforma con encontrar soluciones a los problemas inmediatos e imagina problemas futuros. Lo racionaliza y lo intelectualiza todo. Cuando el origen de un fenómeno no está claro, inventa una explicación. Así nacen mitos y religiones. El hombre modifica su entorno físico y crea su entorno cultural: tras escapar a las reglas de la selección natural inventa sus propias reglas y crea una moral que podrá alterar pero de la cual ya no podrá salir. Las reglas socioculturales se observan en todas las sociedades, incluso en las más primitivas: son indispensables para su equilibrio, para su integración, y para la armonía del grupo. Mito, moral y religión son rasgos específicamente humanos.

Cada pueblo trataba con especial respeto a un Espíritu determinado al que convertía en su protector particular y lo convertía en un dios. Este Espíritu podía ser el de algún antepasado o el responsable de la buena cosecha, la buena caza, las tormentas o el Sol, como ejemplos. Esta deidad no pretendía ser el Dios-Creador sino una especie de intermediario como hoy se considera a los Santos y tampoco era omnipotente pues podía ser forzada a actuar de la forma que los hombres desearan (como en la oración a San Cucufato), y estaba sujeta a los mismos impulsos sexuales y de carácter que los hombres. Obviamente el problema surgía cuando una persona fuerte y con poder se consideraba la encarnación de uno de esos poderosos espíritus ya que en ese caso la adoración a la deidad debería dirigirse a su propia persona. No faltan ejemplos de casos similares en la Historia: Alejandro Magno o Calígula son dos buenos ejemplos, pero ya en los albores de la Historia, Naram Sin se proclamó dios. Absolutamente todos los pueblos sin excepción han obedecido y adorado a algún 'Dios' que, decían, se había manifestado y comunicado con sus antepasados a los que había instruido en muchas cosas y les había prometido protección si eran fieles a lo que Él les dijese o, más en concreto, si seguían las normas de vida que Él les dictaba.

La religión se apoya en mitos sobre la creación de la Tierra. El primero del que tenemos noticia histórica es Mito de Harab datado en torno al año 1900 A.C. y su origen es objeto de debate en torno a diversas corrientes de pensamiento: evolucionismo, creación (explicada en el anterior enlace sobre el Mito de Harab, y manipulación extraterrestre. Personalmente me inclino a pensar como más probable una cuarta: que fuera instituida por los Reyes para educar a su pueblo en las normas de conducta que de él se esperaba.

En el momento en que los pueblos cazadores-recolectores empiezan a conquistar las ciudades de los dedicados al pastoreo y la agricultura a fin de tener asegurada su provisión de víveres se hace preciso conseguir que las lealtades al territorio y al Rey adquieran preeminencia sobre los lazos de sangre. Para lograrlo se emiten unos Códigos de conducta de obligado cumplimiento por parte de los súbditos y que les son transmitidos por los sacerdotes vinculando la figura del Rey al principal dios protector del mismo. Que el Rey sea o no descendiente de los dioses y, en última instancia, del Dios-Creador es intrascendente ya que las cualidades atribuidas a los dioses están perfectamente encarnadas en el Rey: tiene poder de vida o muerte, tiene control absoluto sobre sus súbditos y puede ordenar que se les administren o no los cuidados médicos y de alimentación necesarios. Además su lejanía geográfica y el aislamiento en el que vive harán inviable que se le equipare a un mortal y los tabús respecto a la obligación de humillar la vista en su presencia completarán la escena.

En la mayor parte de las culturas han convivido sin mayor problema distintas religiones, adorando cada persona a aquel dios que estime oportuno hasta la entronización como Faraón de Amenofis IV (conocido como Akenatón) quien impuso en Egipto la adoración a un 'Dios' único: el Atón, representado por los rayos del sol. La adoración al Sol sería la religión más importante en el Imperio Romano hasta la imposición del cristianismo como religión del Imperio.

Actualmente hay tres religiones principales, subdivididas en numerosas sectas: el judaismo, el cristianismo y el islamismo. Existen otras escuelas sobre normas de conducta que no pueden ser consideradas una religión puesto que no tienen un 'Dios-Creador' al que adorar: el budismo, el hinduismo, el sintoismo o el confucionismo son las más significativas en número de fieles y por su influencia en las costumbres.

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