X. LA OPERACIÓN OGRO
“Los
pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla” – Marco Tulio
Cicerón
El 20
de Diciembre de 1973 se cometió en España un atentado que cambió radicalmente
el devenir de su historia. Se trató del asesinato del Presidente del Gobierno,
Luis Carrero Blanco.
Con
independencia de las virtudes y defectos personales de Carrero Blanco, los
efectos del atentado se hicieron sentir en las prioridades manifestadas por sus
sucesores en cuanto a la política española tanto de índole social como
económica. Las anteriores prioridades de recomponer la economía y mejorar la
calidad de vida de los españoles dieron paso a las de conseguir la integración
en la Comunidad Económica Europea y garantizar los derechos humanos.
En
1939, al finalizar la Guerra Civil, el país se encuentra sin reservas de oro y
divisas, con un gran deterioro en las infraestructuras y una pérdida
significativa del número de trabajadores que se traducen en un descenso del 30%
en la producción industrial y de un 20% en la producción agrícola. En España se
pasó hambre, literalmente.
Además,
la actuación de las guerrillas antifranquistas (conocidas como maquis) obligó a
dedicar recursos a mantener la represión de las mismas. La implantación
geográfica de las mismas fue extensa: La Federación de Guerrillas de
León-Galicia actuaba en la Cornisa Cantábrica entre el Océano Atlántico y
Santander. El Ejército Guerrillero de la Zona Centro actuaba en Extremadura,
Toledo, Ciudad Real y Sierra Morena. La Agrupación de Levante y Aragón actuó en
la zona comprendida entre el sur de Teruel, interior de Castellón y el norte de
Cuenca. La actuación más importante de las guerrillas fue la invasión del Valle
de Arán por un número de entre 4.000 y
7.000 guerrilleros equipados por Francia con armamento pesado que mantuvieron
sus posiciones durante nueve días contra el ejército español.
Por si
la situación no fuera suficientemente preocupante, la Asamblea General de la
ONU aprobaba el 14 de Diciembre de 1946 una resolución por la que se condenaba
a España al aislamiento internacional con la práctica ruptura de relaciones
diplomáticas con todos los demás países.
Las
destrucciones materiales causadas por la guerra se vieron agravadas por la
equivocada política económica de las autoridades franquistas que decidieron
poner en práctica la autarquía económica. Se trataba de una política que
pretendía que el país fuera autosuficiente económicamente, sin necesidad de
depender del exterior a fin de mantener una hipotética independencia nacional.
Consecuencia de esta política fue la creación del Instituto Nacional de
Industria (INI) que creó numerosas empresas públicas en sectores estratégicos
como el energético (ENDESA), siderúrgico (ENSIDESA), construcción naval
(BAZÁN), transporte (ENASA, SEAT, CASA, ENASA), refinerías (Puertollano),
transporte aéreo (IBERIA, AVIACO). Estas empresas recibían una constante ayuda
estatal que generaba un enorme gasto público. Debido a la falta de divisas y de
impuestos directos, el Estado financiaba este enorme gasto público con la
emisión de Deuda Pública, lo que originó una significativa inflación.
Al
terminarse la actividad de los maquis en torno a 1950 y con la evidencia de que
la política autárquica derrochaba los recursos y solo beneficiaba a una minoría
en tanto que no satisfacía las necesidades básicas de la población se concluye
el periodo de los gobiernos militares en España, pasando a dirigir el gobierno
desde el mes de Julio de 1951 una coalición formada por falangistas, militares,
vaticanistas y monárquicos que impulsa una cierta liberalización económica, con
el fin del racionamiento en 1952, el control de la inflación e impulsa la
concentración parcelaria.
En
Abril de 1953 se firma el Concordato con la Santa Sede y en Septiembre del
mismo año se firma el Convenio hispano-norteamericano. Es el fin del
aislamiento internacional. En Diciembre de 1955 España es admitida en la ONU.
A
consecuencia de las nuevas circunstancias políticas, en 1957 se nombra un nuevo
gobierno en el que tienen control los tecnócratas ligados al Opus Dei que
aprueban en 1959 el Plan de Estabilización que liberalizó la economía para
atraer capital extranjero, devaluando la peseta y favoreciendo la entrada de
turistas con un continuo crecimiento en su número que duró hasta 1973. Se da
paso así al desarrollo económico de los años sesenta. Lamentablemente, la
dureza del Plan de Estabilización supuso la emigración de unos dos millones de
españoles en los años siguientes. En los años 60 y principios de
los 70, el desarrollismo económico mejoró de forma notable, aunque desigual, el
nivel de vida de la mayoría de la población, que formó una clase media hasta
entonces casi inexistente. El nivel de libertad personal y política no aumentó
del mismo modo. Empezaron las movilizaciones de oposición a la dictadura por
parte de trabajadores y estudiantes.
Paralelamente,
este gobierno comienza una tímida apertura política permitiendo la presencia de
los partidos políticos de cuadros que, por otra parte, nunca habían
desaparecido del todo pese a la existencia del Partido Único denominado
Movimiento Nacional en el que tenían cabida los Falangistas (republicanos), los
Carlistas (monárquicos tradicionalistas), los demócrata-cristianos o los
monárquicos borbónicos. Aparecen en los llamados Círculos Literarios y aunque
no pueden presentarse como tal partido a las elecciones, si se hace pública la
adscripción de cada candidato. Obviamente los partidos de masas que se habían
opuesto al Alzamiento Nacional que originó la Guerra Civil estaban seriamente
reprimidos.
El
sistema político se denominaba “democracia orgánica”, según la cual los
derechos individuales deben estar supeditados a los derechos de los organismos
como la familia o el sindicato. Por ese motivo solo tenían derecho al voto los
representantes de las familias (los cabezas de familia) y los afiliados al
Sindicato Vertical de Obreros y Empresarios (todos los trabajadores). De esta
forma los organismos familia (donde se nace) y sindicato (donde se trabaja)
eligen a los gobernantes del tercer pilar básico de la sociedad: el municipio
(donde se vive). Las familias elegían un tercio de los concejales, el sindicato
elegía otro tercio y, reunidos los concejales electos, elegían conjuntamente al
tercio restante. También eligen a los Procuradores en Cortes a partir de la Ley
Orgánica del Estado de 1967 que añade a los 150 procuradores elegidos por el
tercio sindical otros 102 a elegir por los cabezas de familia, manteniendo la
competencia del Jefe del Estado para designar otros procuradores que se
añadirían a los nombrados por los distintos municipios. Esta misma Ley
introduce la separación entre la Jefatura del Estado y la Jefatura del
Gobierno, aunque Franco sigue ostentando las dos con Luis Carrero Blanco como
Vicepresidente.
En
Junio de 1973 Carrero Blanco es nombrado Presidente del Gobierno y en Diciembre
del mismo año es asesinado.
Comunicado de ETA en el que se atribuye el atentado
contra Carrero Blanco
Euskadi
Ta Askatasuna (ETA) era una organización independentista fundada en 1958 como
una escisión de otra organización llamada Ekin. Su primera acción violenta la
comete el 17 de julio de 1961 al intentar hacer descarrilar un tren. Su primer
asesinato lo comete el 7 de Junio de 1968 cuando el guardia civil José Ángel Pardines Arcay, que prestaba
servicio en un control de carretera, detiene un vehículo por sospechar que era
robado. Sus ocupantes salen del vehículo y le disparan un tiro en la cabeza. El
2 de agosto de 1968 matan al jefe de la
brigada político-social de Guipúzcoa, el comisario Melitón Manzanas . El 9 de
Abril de 1969 un etarra mató a Fermín Monasterio Pérez, conductor de taxi que
le preguntó por el origen de sus heridas y el 24 de Agosto de 1972 cuatro
etarras mataron el policía municipal Eloy García Cambra cuando éste trataba de
identificarlos. El resto de su historial eran esporádicas explosiones de
artefactos en torres de alta tensión y repetidores de radio-televisión. Ningún
gran atentado y mucho menos de la complejidad del que se saldó con la muerte
del Presidente del Gobierno español.
Al
parecer, el atentado se fragua con un misterioso individuo de unos 30 años y
vestido con una gabardina blanca que le hace entrega en el hotel Mindanao de Madrid a José Miguel
Beñarán Ordeñana (Argala) de un sobre donde aparecen los horarios y rutas de
Carrero Blanco. La entrevista había sido organizada por un militante del
Partido Nacionalista Vasco. Puesto que Argala fue asesinado en 1978 por el
Batallón Vasco Español (BVE) no parece que podamos llegar a saber nunca la
identidad del confidente. El resultado es que ETA desplazó a Madrid hasta 20
activistas para la preparación del magnicidio. Alquilaron un piso franco y
compraron el semisótano desde el que excavaron el túnel donde finalmente
colocaron los explosivos. Trabajaron durante meses a un metro de la superficie,
en una finca cuyo portero era policía que, al parecer, dio parte de la
presencia de unos jóvenes vascos sospechosos al Servicio de Información, pero
cuando ésta se disponía a entrar en el piso el propio Director General de
Seguridad, Eduardo Blanco, abortó la operación.
En 2008
salió a la luz una nota clasificada de la embajada de los Estados Unidos en
Madrid al Departamento de Estado en la que se afirma “el mejor resultado que
puede surgir…sería que Carrero desaparezca de escena, con posible sustitución
por el general Díez Alegría o Castañón”.
El
hecho de que durante la guerra del Yom Kipur, en octubre de 1973, Carrero
Blanco impidiera a los Estados Unidos usar las bases estadounidenses en
territorio español, unido a la entrevista que mantuvo el día antes de su
fallecimiento (el 19 de Diciembre) con
Henry Kissinger, Secretario de Estado norteamericano donde trataron sobre la
entrada de España en la OTAN a la que se oponía Carrero Blanco (entre otras
cosas porque Estados Unidos exigía que se instaurara la democracia en España
para poderse integrar), y a que entre el séquito que acompañaba a Kissinger se
encontraba de incógnito William Nelson, jefe de Operaciones Encubiertas de la
CIA, que estuvo detrás de los golpes de Estado apoyados por la agencia en la
década de los 70 en Latinoamérica hacen planear sospechas sobre la verdadera
autoría del atentado. Sospechas que se incrementan con las informaciones de que
Fernando Herrero Tejedor, el fiscal del Tribunal Supremo que llevaba el caso,
recibió un informe anónimo señalando la pista del explosivo que se había
utilizado en el ataque y vinculando el C4 con unas bombas descargadas en la
base de Torrejón por un avión de EEUU procedente de Fort Blix. Para mayor
confusión Fernando Herrero falleció en un accidente de automóvil el 12 de junio
de 1975 en la localidad abulense de Adanero al chocar contra un camión que
saltó un Ceda el Paso.
En 1974
Genoveva Forest Tarrat (Eva Forest) escribió un libro bajo el seudónimo de
Julen Agirre titulado “Operación Ogro – Cómo y por qué ejecutamos a Carrero
Blanco”. En él describe sus conversaciones con algunos miembros del Comando
Txikia, que se había responsabilizado del atentado, a los que identifica con
los nombres supuestos de Iker, Jon, Txabi y Mikel. En él, entre otras cosas,
aseguran haber llegado a Madrid en Diciembre de 1972, un año antes del
atentado, y que Mikel no conocía la ciudad aunque Jon había estado en una
ocasión hacía mucho tiempo. Txabi asegura, por su parte, que el objetivo de la
operación era secuestrar a Carrero y canjearlo por 150 militantes que estaban
presos con condenas de más de diez años. Y se hace la siguiente reflexión:
Lo más
llamativo del caso es que Eva Forest era militante del Partido Comunista de
España y que ETA se sentía protegida en su santuario por el gobierno francés,
el mismo gobierno con el que se supone que España se encontraba en
negociaciones para crear su propio proyecto atómico y cuyo planteamiento
incomodaba a Kissinger y en cuya capital, París, se encontraba la sede del
Partido Comunista y la residencia de su Secretario General, Santiago Carrillo.
A Eva Forest se le acusaba de haber colaborado con el comando responsable del
atentado ocultando a los miembros del mismo en su casa, encargándose de la
adquisición de una vivienda para ocultar a los autores del asesinato y haciendo
de correo con la dirección de ETA en Francia para preparar la huida del comando
una vez perpetrado el asesinato. Wells Stabler, embajador norteamericano en
Madrid entre 1975 y 1978, descubrió horrorizado que un informe enviado a la
Secretaría de Estado norteamericana, en el que reproducía las confidencias del
rey Juan Carlos, había llegado a la embajada estadounidense en Rabat y que el
encargado de la legación las había transmitido a su homólogo francés en la
capital marroquí y que éste hizo lo propio a través de un telegrama a la
embajada de Francia en Madrid, lo que revela un cierto grado de cooperación
entre los servicios norteamericanos y los franceses.
En otro
capítulo veremos hasta qué punto el magnicidio cambió la historia de España,
tanto en lo político como en lo económico.
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